EL VALOR EDUCATIVO DE LA COMIDA


El acto de comer debe ser contemplado desde una doble vertiente, sin dar más importancia a una que a otra: comida como hábito alimentario, la comida como vehículo social, la comida como fuente de aprendizajes.

Ø   La comida como hábito alimentario:

Los niños y niñas de educación infantil están en edad de iniciar y desarrollar un buen hábito alimenticio, entendiendo por tal, el que sean capaces de comer de todos los alimentos necesarios para su desarrollo y que disfruten haciéndolo.

Esto quiere decir que los adultos que estamos a su lado aprendamos a distinguir cuándo se trata de no soportar un alimento, y cuándo se trata de caprichos o de la negación ante algún alimento que el pequeño no conoce porque no es usual en la dieta familiar.

Es precisa la estrecha colaboración entre las familias y la escuela para llegar a un acuerdo sobre el tipo de alimentación y la introducción de productos que para el niño y la niña son nuevos pero necesarios en su dieta.


Ø  La comida como vehículo social:

Comer en compañía siempre es más grato que hacerlo en solitario.
Estamos muy acostumbrados a ver niños inapetentes en la casa que, cuando están en la escuela, comen bien. Una de las razones es la de que están en compañía de sus iguales. Las interacciones que se producen entre ellos y el adulto invitan a algo más que el acto de comer: a probar, a ser mayor, a emular al otro, a coger bien los cubiertos, a la charla y, ¿por qué no? , al juego, al aspecto lúdico de la comida.


Ø  La comida como fuente de aprendizajes:

En la escuela infantil los niños de 0-1 año, ya se sientan en su silla para comer en compañía alrededor de una mesa e intenta coger su cuchara; los niños de 2 y 3 años,  ya comen solos con plena utilización de los cubiertos y mantel, retiran su servicio de la mesa y tiran los desperdicios al lugar correspondiente.

Estos son algunos de los aprendizajes desde el punto de vista del adulto; desde las capacidades del niño o la niña son más los mecanismos y relaciones que se ponen en funcionamiento y de una forma mucho más global, percibiéndolos con todo su ser.

Es importante que tengamos en cuenta el aspecto de su globalidad en cualquier tipo de aprendizaje, porque no sólo va a incorporar los que están explícitos, sino también los implícitos: aquellos que se han dado en llamar currículum oculto.

Los aprendizajes a los que nos estamos refiriendo son los emanados de la participación del adulto a la hora de la comida. Aspectos:

  • Elaboración y presentación de la comida: es importante que los responsables de ello, entiendan que una buena presencia y elaboración sabrosa ayuda a valorar la comida.

  • Preparación del ambiente: debemos crear un  espacio adecuado y cuidado: decorar el espacio de tal modo que invite a estar allí; el uso del mantel; adecuar un espacio de juego tranquilo para los que son más rápidos a la hora de comer…

  • Adecuación del tiempo, a las necesidades de los pequeños y no a las del adulto. Hemos de contemplar qué hacer cuando acaban pronto, o qué hacer cuando tardan más.

  • Adecuación de la cantidad: hay niños que comen más y otros menos, y hemos de respetar esas cantidades personales, siempre que no entremos en lo que podemos llamar <<problema>> por exceso o por defecto.

  • Actitud de los adultos: afrontando este momento como decisivo en las rutinas diarias y por consiguiente en la buena consolidación del hábito. Respecto a la individualidad y al aspecto social de nuestros niños y niñas, sin  prisas y ansiedades por acabar y por que coman.

La comida es uno de los actos cotidianos más importantes en la escuela infantil, y no solo por lo que significa de alimentación, sino, fundamentalmente, por lo que tiene de acto educativo. Hay que dedicarle, pues la atención y la intencionalidad precisa para que los niños y niñas puedan disfrutar de ella, a la vez que elaborar aprendizajes.

Una buena alimentación es necesaria para un buen crecimiento, y también una buena alimentación es la primera medida preventiva.

La alimentación de los niños pequeños es tarea de los adultos que conviven con él. La actitud de los adultos para el hábito de la comida ha de ser de seguridad, tranquilidad(los bebés sienten lo que sienten sus madres o cuidadores, es decir, aprenden a sentir emociones a través de lo que le comunican los adultos: cariño, sus cuidado…); actitud de enseñar y conducta repetitiva.

Las comidas deben ser momentos agradables y placenteros.




No hay comentarios:

Publicar un comentario